Nunca me había planteado la temática de inversión en educación de manera seria; quiero decir, como persona y futura docente me preocupan los recortes y la falta de dinero que existe en educación, pero no me había puesto a investigar y la exposición de este grupo es, en realidad, un tema interesante y necesario.
Si bien en las exposiciones anteriores hice un resumen porque todos tenemos unas nociones al menos básicas del tema, en esta exposición voy a exponer algunos datos tanto de la exposición, como datos encontrado por mi parte porque decidí investigar sobre el tema por mi cuenta.
Para empezar, introducir qué es la inversión educativa que, como su propio nombre indica, consiste en invertir dinero en la educación, concibiendo el gasto social como algo necesario por el bien de la educación.
Según la página
lamoncloa.gob.es, el gasto público de 2022 fue un 4.1% mayor que en 2019 (antes de la pandemia). El 34.8% de los gastos se invirtió en Educación Infantil y Primaria.
Todos sabemos que la inversión en educación es muy importante, pero ¿qué beneficios tiene en realidad?
Para empezar, la educación implica mejora de la calidad de vida de las personas además de mejorar aspectos no económicos. Una mejor educación significa mayor competitividad empresarial por lo que la gente se esfuerza más suponiendo gente realmente competente. Todo esto ayudando a mejorar la sociedad en la que vivimos.
La inversión educativa incluye, por supuesto, las personas con necesidades educativas, donde podemos incluir tecnologías de asistencia y apoyo, recursos y programas adicionales...
Para conseguir todo esto necesitamos aumentar presupuestos, construir escuelas con infraestructuras mejoradas, formar bien a los docentes... Pero existen obstáculos como la falta de recursos (o su mala gestión), falta de priorización, corrupción, falta de coordinación...
Más tarde, el grupo propuso la importancia de invertir en educación emocional. ¿Qué es la educación emocional?
Según universidadeuropea.com es un proceso pedagógico por el cual se potencia una esfera de habilidades cognitivas que facilitan el desarrollo integral de la personalidad. En otra palabras, ayudar a desarrollar la personalidad del individuo desde la pedagogía potenciando un conjunto de habilidades.
De ahí su importancia: desarrollo individual que, en consecuencia, lleva al desarrollo social; ayuda a comprender y gestionar emociones para, por ejemplo, tomar decisiones o mejorar la autoestima... Todo esto teniendo un impacto muy positivo en la salud mental.
Esto podemos conseguirlo mediante charlas de concienciación, dar visibilidad a la educación emocional, incluyendo asignaturas o talleres donde se traten la regulación emocional, autogestión, autoestima...
Esta fue una de las exposiciones que más me gustó, pues el enfoque del grupo, más que meternos en políticas de inversión, expuso los beneficios y ventajas que tienen este tipo de inversiones destinadas a la directa mejora de los individuos y, por tanto, de la sociedad centrándose en el ámbito educativo que, como futuros docentes, es lo que más nos interesa: el bienestar de los niños.